lunes

S O L O

Sentirse solo es peor, incluso, que la soledad misma. En principio, estar solo no implica necesariamente la sensación de soledad. De la misma manera que estar rodeado de gente no implica necesariamente sentirse acompañado.

Sentirse solo es caminar demasiado para avanzar muy poco. Es abandonar tu propia sombra. Es esquivar gente que ni te mira, que ni te piensa mirar.

Sí. La soledad te termina traicionando. Finge ser tu aliada, tu compañera. Finge al hacerte sentir tranquilo y libre. Te miente al decirte que estarás bien. El futuro en soledad no existe.

Al principio todo está bien, incluso piensas tener todas las repuestas. Es una maldita droga. Te nublas. Sí. Al principio la soledad es deliciosa, es como una fruta dulce y madura. Pero luego de un tiempo, como todas las frutas, se empieza a podrir.

Existen personas que no pueden estar solas, que no resisten la sola idea y siempre encuentran la forma de huir de sí mismos. Existimos quienes nos gusta elegir estar solos. Pero solo cuando podemos elegirlo. De un tiempo a esta parte creo que perdí esa capacidad de elección y es eso lo que duele.

Estos años fueron suficientes aunque no soy yo quien debe decidirlo.

No se trata de buscar. Se trata de encontrar. Y no se trata de diversión. Tampoco de amor. Mucho menos de sexo. Es algo mucho más primario, es necesidad de compartir.

Si tengo que seguir pagando la factura la seguiré pagando.

Mis actos pasados deben tener una consecuencia y no me quejo ni reclamo. Cometí muchos errores hace tiempo y lo asumo sin pomposidad.

Sí.
Me siento solo.
Hace varias semanas que me siento así.

Marco Polo:

"La trova es el género que trata de poetizar la realidad"


Se le encuentra cada fin de semana en un lugar que es la "meca" para los fanáticos de Silvio Rodríguez y Joaquín Sabina. Solo lo acompaña su instrumento, una guitarra que cuida mucho, que guarda con cariño y saca con ilusión. Habla de manera muy particular. Cuida sus palabras, parece que las midiera con cautela. Va de escenario a escenario, de público en público, cantando como si rezara, como si contemplara algo más grande que él.


Marco Polo (38) es un trovador que lleva 10 años cantando en la Posada del Ángel, un local barranquino para los amantes de la trova y la música en vivo a la luz de las velas. Ha sacado dos discos y haciendo honor a su nombre ha viajado mucho gracias a su arte.

"He cantado toda la vida desde el nido, desde los 4 años, tal era mi afición por el canto que todos los lunes cantaba el Himno Nacional. Cuando era chico cantaba rancheras, una música que te permite lucir la voz. Y, cuando entré a la universidad, escuché a Silvio Rodríguez y a Pablo Milanés. Luego empecé a escuchar cantantes argentinos populares como Mercedes Sosa. Siempre he ido por ese lado."

Estaba a la mitad de su carrera de Derecho en la Universidad San Martín cuando un grupo de teatro, que conocía de su habilidad con la guitarra y el canto lo invitó a hace una gira por varios países de Centroamérica.
"Recorrimos casi todo Centroamérica y nos presentamos en Costa Rica, Nicaragua, México y más países. Nos presentábamos en universidades, teatros, locales pequeños e incluso en la calle. Es más a mí me tocó cantar en micros para poder tener algo de dinero".

Cuando volvió de esa aventura el primer gobierno de Alan García había elevado tantos los precios que no pudo retomar sus estudios y se fue nuevamente a Costa Rica. Estuvo ahí cinco años, se casó y tuvo un hijo. Ya había terminado el gobierno aprista y decidió regresar al Perú. Ya en Lima un primo le dijo que existía un local en Barranco en el que podía presentarse a tocar. Desde ese momento no ha parado cantar y tocar rodeado de ángeles, velas y público.

"El local es distinto. Tiene una atmósfera particular, como si hubiera un microclima. El público es diferente en la medida que no se embriagan en el local. Hay una sinergia especial. Pueden estar un señor de 70 años y un grupo de adolescentes y todos tranquilos en el mismo local disfrutando de la música, tomando un vino, etc."
Como todo artista, Marco Polo admite ser egocéntrico y no oculta su fastidio cuando se topa con un público que no le presta la debida atención.

"Teniendo tanto tiempo cantando seria tonto no reconocer que soy un artista. Lo digo porque es necesario decirlo. Como artista soy un poco egocéntrico y como tal me molesta que no me presten atención. Me molesta, primero por el hecho en sí, de que no me atiendan, y en segundo lugar por que pienso que si no lo hacen es porque algo estoy haciendo mal".

Es en esas situaciones que Marco Polo empieza a hacer gala de todos sus dotes. Empieza a evaluar a la gente, empieza a estudiarla y a pensar qué canciones podrían romper el hielo.

"Veo primero cómo esta la cosa. Lanzo algo de Sabina, algo de Mecano. Tengo un repertorio fijo pero que puedo acomodar sobre el escenario en medida de las necesidades".

Tras tantos años interpretando lo mejor de cantantes como Luis Eduardo Auté, José Luis Perales, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina y más, Marco Polo ha podido abrirse campo y producir dos discos que ha vendido de mano en mano en cada noche de presentación en vivo.

"Tengo dos discos. El primero surgió por casualidad, me presente con Analía Saetone en la Feria del Hogar, hace bastante tiempo, y esa presentación fue grabada. Yo me olvide de eso hasta que un día llega Analía con la grabación en un disco. Nos pusimos a escucharlo en La Posada y se acercaban personas diciendo "yo quiero uno". Nos hacían pedidos y no teníamos cómo vender. Entonces decidí hacer copias y venderlos".

De esa primera producción logró vender 500 copias, nada mal para un disco que no fue grabado con la intención de ser vendido. Además, la calidad de audio era muy rústica, fue por ellos que Marco tituló ese primer disco como "Rupestre".

"Después de dos años salió el segundo disco. Un día llegó a La Posada un chico que me dijo que tenía una productora y que me daba facilidades de pago. Fue increíble. Lo saqué con miedo, porque no me gusta endeudarme, me gusta pagar a tiempo mis deudas, pero gracias a Dios me fue bien y tuve que pedir una nueva edición del disco porque la primera tanda se me acabó".

Y a pesar del éxito que ha tenido, de poder decir que vive de la música, de saber que mientras más gente lo escuche, más ventas hará de sus discos, Marcos ha pedido expresamente que no hagan sonar su disco en La Posada porque no le gusta su voz.

"Me pongo muy nervioso cuando escucho mi voz grabada, por eso pido que no lo pongan, me da una sensación extraña que no me gusta, es por eso que me siento muy agradecido de que haya gente que me escuche".

Marco recorre los tres locales de la Posada del Ángel todos los jueves, viernes y sábados. Va de un local a otro como trovador en pena. Como si una fuerza lo llevara a seguir cantando, incluso cuando las energías lo abandonan.

"Termino muy cansado, pero no puedo dormir, tengo dos hijos y mi hija va al colegio y la movilidad la recoge a las 7 de la mañana, así que me tengo que levantar para alistarla. A veces llego a las 4 am a mi casa y a las 7 am tengo que estar despierto y cambiado para embarcar a mi hija. Hay ocasiones que llego muy agotado a La Posada y me quedo dormido mientras canto. Son microsegundos. Estoy cantando y cierro los ojos y por un segundo dejo de cantar y cuando abro los ojos no recuerdo que canción estaba tocando. Ahora trato de dormir antes de ir a La Posada para que no me pasen estos espectáculos bochornosos", confiesa apenado sabiendo que no puede darse esos lujos.

"Hay gente que cree que trova es quien canta con la guitarra. Pero, la trova no es un género musical propiamente dicho. Tú escuchas temas de Silvio muy líricos, muy hacia dentro, que cantan cosas muy interiores. Hay gente que cree que lírica es solo la letra. La lírica es más bien algo interior, algo muy individual. Silvio tiene temas muy líricos con una música muy personal. Hay gente que cree que solo eso es trova, pero aparece Milanes y sale con una salsa o Sabina con un rock. La trova es un género de géneros. La trova es el género que trata de poetizar la realidad, poetizar lo cotidiano".

A Marco le gusta cantar canciones de Silvio y hace un desliz de lo que pueden ser las actitudes – un tanto reprochables – del cantautor cubano y de lo que es su producción artística.

"He escuchado anécdotas horribles de Silvio y no me importa, porque yo no lo represento a él, yo me represento a mi mismo. Y si Silvio Rodríguez hace cosas que considero válidas las digo, las repito y si no, pues no lo hago. Yo encuentro que más allá de las personas están sus obras y en el caso de Silvio esta su obra creativa y no encuentro problema con eso".

La trova tiene algo especial en las letras. La palabra de la trova se asemeja a un anciano muy sabio, a un árbol viejo y vivido, a un mar profundo e inacabable. Eso es lo que le gusta a Marco. La palabra exquisita, la sobredosis de inteligencia y poesía para decir las cosas.

"Eso para mi es muy importante. Tener una letra que diga algo. Alguna vez escuché que no había música comprometida sino gente comprometida y yo siento que me comprometo con las cosas que digo, por eso no cantaría otro tipo de música".