jueves

El Limpiador (2)

Eliza se había vuelto desde esa noche una sombra. La muerte de su hermana, sabía, era su punto de partida sin retorno. Tenía 15 años, había matado un hombre y no se sentía mal. Lo que sí la destruía por dentro era no haber podido decirle a Sarah que David ya no tocaría a nadie.

Después de ese día se alejó de todos. Sus amigos, sus padres, sus maestros, todos eran iguales, grises, lineales. Si iba al colegio era para no estar en su casa, donde el vació le parecía que inundaba su cuarto, la sala, el comedor, todo el lugar.

Nunca se supo quién mató a David Bore. La policía llegó a la conclusión que fueron los mismo que atacaron a Sarah y que probablemente los autores ya no estaban en la ciudad.




- Aló

- Alex, me han encargado un trabajo y necesito información

- “El”, solo me llamas cuando puedes aprovecharte de mi.

- ¿Te molesta?

- No. Aprovéchate todo lo que quieras...

- Sólo quiero saber sobre el culpable de la niña de 12 años que fue atacada hace dos meses.

- Está bien, déjame averiguar y te llamo.

- Eso no sucederá. Te llamo en una hora. Chau.




Ahora Eliza tiene 22 años. Vive con sus padres, va a la universidad y “limpia”. Sus días son relativamente los mismos. Pero hay ocasiones en que todo cambia. Por lo general se entera por los periódicos o en los noticieros y llega directamente a la familia de la víctima a buscar información haciéndose pasar por periodista.
En otras ocasiones, la ubican porque ya se sabe que hay un tipo al que llaman “El Limpiador” que se encarga de liquidar escorias. Lo que nunca se imaginan es que “El Limpiador” es una chica universitaria de clase media que se mezcla entre la gente para desaparecer.




- Aló

- ¿Que averiguaste?

- “El”, no sé que tan recomendable es que sepas esto...

- Dímelo de una vez

- Mira, la policía sí identificó al culpable, pero...

- ¿Pero qué?

- Hay orden de no hacer nada. El tipo es hijo del congresista Giles

- ¿Giles?, ¿Roberto Giles?

- Si, él. ¿Lo conoces?

- ¿Estas seguro que él es el culpable?

- No hay duda, todas las pruebas lo condenan y la orden de no atraparlo viene de lo más alto. ¿Por qué?, ¿Lo conoces?

- Si, lo conozco.

Continuará...

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