jueves

Gonzalo Farfán:

“Algún día todo el mundo se va a empinchar y no van a grabar nada”


En una vieja casona de la avenida Reducto en Miraflores, Gonzalo Farfán, vocalista de Inyectores, la banda punk de más existo en la escena local actual, se sienta frente a su lap top en un cuarto completamente rojo y ahogado de posters de música. Hay dos guitarras en el piso, una eléctrica y otra acústica. Parece que estuvieran así siempre, que ese es su lugar. Parece que la música rodea a Gonzalo de manera natural.

Gonzalo Farfán estaba destinado a ser músico. Hijo de padre fanático de los Beatles y madre apasionada por los Rollins Stones, creció en un ambiente lleno de música, pero sobre todo, lleno de Rock and Roll.

“Mi primer acercamiento con la música fue como fan y a manera de “chongo” con los vecinos de mi barrio empezamos a tocar con baldes y cosas que encontrábamos. Pero oficialmente empecé en quinto de media, a los 17 años”.

Fue a esa edad que Gonzalo, junto a amigos del colegio, decidió formar su primera banda de rock a pesar de que nadie en la banda sabía tocar aún.

“Habíamos ido a aun ensayo de una banda llamada MASACRE y al día siguiente fuimos a una casa de ensayo que quedaba en La Victoria. Primero formamos la banda y luego aprendimos a tocar. Un día fuimos a una casa de ensayos que quedaba en La Victoria. Ahí nos pusimos a “Jammear” un poco. Nos vaciló y dijimos para formar la banda que se llamó Autopsia. Todo fue muy rápido”.

Eso fue en octubre de 1984. Autopsia duró cerca de un año y llegaron a producir un demo que se popularizó en el mundo punk limeño. Para 1985, aprovechando una corriente muy fuerte de ese género musical, nació G3, formado por Gabriel Bellido, Guillermo Figueroa y Gonzalo Farfán.

“Con G3 empezamos a ensayar más seguido. Hicimos un demo en el 87, después de dos años de formados, y empezamos a mandarlo a contactos que teníamos afuera. No había Internet, ni el formato digital de ahora, así que lo que hacíamos era mandarlo por correo a gente que intercambiaba música por todo el mundo.”, cuenta Farfán con ojos de nostalgia y sonrisa de añoranza.

Luego de grabar cinco discos con G3, hacer giras por Chile y Argentina. Tocar en el décimo aniversario de Ataque 77 en el “Estadio de Ferrro” y ganar muchos fanáticos dentro y fuera del país, la banda se desintegró.

“Después de 14 años, Guillermo decidió irse a España porque quería estudiar allá. Nos sorprendió a todos. Fue muy rápido, no teníamos idea de que iba a pasar eso. Pensamos en reempezarlo hasta que venga. Pero Felipe Villarán, quien se había integrado a G3 hacía unos años, dijo que ya no sería lo mismo y se quitó para hacer “Fuckin Sombreros” y quedamos Gabriel y yo que hicimos “Inyectores”. Sin embargo, sucedió que a los seis meses regresó Guillermo y nos encontró cada uno con su banda. Si hubiéramos sabido que regresaba tal vez podríamos haber seguido como G3”.

Esta nueva etapa le permitió seguir haciendo la música que le gustaba junto a Gabriel Bellido y Gerardo Rojas, amigo de ambos. Sin embargo, Farfán reconoce que es duro empezar una nueva banda.

“Es difícil porque tienes que acostumbrarte a las personas con las que trabajas . Es como una familia. Te has acostumbras a las mañas y las idioteces de cada uno. Pero depende con quien trabajes. Hay gente problemática y gente fácil para trabajar. Yo trato de hacer las bandas, no con los mejores músicos, sino gente que sean mis amigos”.

Gonzalo Farfán puede presumir que se parece a Superman. Ha pasado una gran parte de su vida repartiéndose en dos mundos: de día: un tranquilo y sereno empleado de banco con saco y corbata. De noche: un cantante apasionado por el punk, el rock y los ensayos.

“Todos los de la banda, y en otras bandas también, tienen miembros con otras carreras, porque acá vivir solo de tu música es fregado. Hay abogados, mecánicos, ingenieros, diseñadores, fotógrafos. Y todos trabajando fuera de la banda. Yo he estado 17 años trabajando de terno y corbata. Pero, este año hemos formado un estudio de grabación y ahora me dedico a eso, a producir a nuevas bandas”.

Lamentablemente, la pasión y dedicación por la música no son suficientes sino se les acompaña de apoyo. Ni las radios, ni las municipalidades, ni el gobierno ayudan, opina Gonzalo, en fomentar el desarrollo de la música punk en nuestro país.

“Acá hay un montón de bandas, tantas como en el extranjero. Pero allá tienes más locales, acá quieres hacer un concierto en un local privado o municipal, y los primeros que te ponen trabas es la Municipalidad. Constantemente en conciertos donde hemos tocado llegan los de serenazgo. Incluso, teniendo permiso de Defensa Civil, de la municipalidad, igual. Desalientan, en vez de alentar la música local”, sostiene con una voz indignada.

Estos problemas para la difusión han provocado un efecto contradictorio. Nuestros artistas se sienten más apreciados fuera de su país.

“Me siento más apreciado en otros países. Afuera nuestra música da vueltas en las radios. Hemos pensado en irnos a vivir a otro lado, como muchos ya se han ido. Pero nosotros nos identificamos con lo que hemos empezado, soy parte de las personas que empezamos a formar esta escena. Sentiría que abandonamos lo que comenzamos”.

No obstante, el vocalista de Inyectores tiene muy claro qué temas puede soportar y cuales no. Y, uno de los que nunca podrá soportar es el de la piratería.

“Acá es al revés, en cualquier parte del mundo un músico gana por sus conciertos y la venta de discos, pero acá la piratería ha tirado los precios al piso. Tanto que apenas recuperas tu inversión y una minucia para ver si puedes invertir otro disco o pagar los gastos de la banda”.

Esta situación, tan crítica, ha llevado a algunas bandas a colgar su música en páginas webs. Hartas de que les roben su música, prefieren regalarla.

“Hay bandas que ya se tiraron al abandono. Antes que me roben te regalo mi música. Algún día todo el mundo se va a empinchar y no van a grabar nada. Y ya hay bandas que no graban y solo hacen conciertos”.

Pero la música no solo se ve afectada por la piratería, sino también por agentes que no deberían influirla.
Sucede que en nuestro país existen tantos casos de fraudes con tarjetas de crédito, que ahora Gonzalo ya no puede comprar los discos que antes compraba por Internet.

“Antes compraba por internet. Encontré una tienda que vendía todo lo relacionado al punk y mensualmente comparaba 1 o 2 discos. Pero ahora ya no puedo, ya no aceptan tarjetas de crédito del Perú porque hay mucho fraude. Tratas de comprar y te sale el mensaje que su país no está calificado para aceptar tarjetas de crédito por la cantidad de fraudes cometidos. El peruano es muy sapo para la pendejada, no le gusta construir sino aprovecharse. Así vivimos”.

Así vive Gonzalo Farfán. Inmerso en un mundo que trata de devorarlo, que trata de consumirlo y que espera que en algún momento se de por vencido. Pero, aunque tenga problemas para organizar conciertos. Aunque las municipalidades lo tengan entre ceja y ceja. Aunque ya no pueda comprar los discos que le gustan. Y a pesar de que existe la piratería, Gonzalo recupera energías y vocación cada vez que toca su guitarra

sábado

Volver

Volver
Pisar lo pisado
Enterrar los pasos valientes
Reconocer el pasado peor,
el ayer tardío.

Volver
Recorrer palabras con tristeza
Tocar puertas abiertas
Caminar mirando hacia atrás,
hacia lo jodido

Volver
Querer lo que ya no se quiere
Vivir por un muerto
Hablar sin futuros y
reír con melancolía

Volver
Pensar en ella sin escapatoria
Sentir su nombre besando mis labios
Oler su cuerpo sin tocarlo,
ni verlo

Volver
A veces, y solo a veces, el amor puede ser algo más que solo amor.

El Limpiador (3)

- Yo no lo hice
- Si, tu fuiste
- Eliza. Créeme. ¡Por favor, no lo hagas!
- Nunca pensé que serías capaz de una cosa así....
- No me estas escuchando. NO ME ESTAS ESCUCHANDO. ¡ELIZA!
- El mundo estará mejor sin ti.





Eliza acababa de entrar a la universidad. Estaba en la Universidad Privada de Comunicaciones (UPC) y pensaba que, al igual que sus últimos años en el colegio, pasaría su vida universitaria rodeada de vacío y rumores.


- Hola ¿tienes grupo para el trabajo de la próxima semana?
- No
- Entonces podemos hacerlo juntos? Me llamo Fred, Freddy Giles, pero me gusta que me digan Fred.
- Soy Eliza
Eliza, ok, entonces... ¿te parece que nos reunamos mañana en mi casa?
- ¿Donde vives?
- Acá cerca de la universidad, a tres cuadras, te anoto mi dirección.



Para la mitad del primer ciclo, Eliza y Fred eran amigos, hacían los trabajos juntos, pasaban los huecos entre clases juntos. Había química. Fred hablaba mucho y Eliza poco. A ella le gustaba no tener que hablar de su pasado y a Fred le encantaba que lo escuchen.

- Oye, ¿que te pasa?
- Nada
- Ok
- Si, si me pasa, me pasan muchas cosas pero lo principal es que ....
- ¿Qué?
- Me estoy enamorado de ti Eliza.
- .....
- Mira, estoy seguro de sentir algo y estoy casi seguro que tu sientes algo
- .....
- Podemos intentarlo, puede funcionar, podemos ser más que amigos
-No. No podemos

Eliza y Fred no volvieron a pasar horas juntos ni a hablar por teléfono. Se alejaron de golpe. Fred dejó de estudiar un ciclo para no verla y cuando volvió prácticamente no la miraba. Eliza volvió a estar sola, a fumar sola, comer sola, caminar sola y hacer sus trabajos sola. “Estoy acostumbrada”, se decía a sí misma.





- ¿Tú eres El Limpiador? ¿Tú?
- Violaste y mataste a una niña
- ¿Estas loca? Jodidamente loca....
- Mentir no te va ayudar
- Eliza, no, espera yo no....
- Tengo que hacerlo, sabes que tengo que hacerlo




Eliza estaba vestida con un jean negro, polo rojo y casaca de cuero negra. El estuche de su pistola estaba vacío. Le apuntaba a la cabeza de Fred.


- ¿El mundo mejor sin mi? Me conoces, tu sabes que no lo haría...
- Yo ya no te conozco
- Eliza, mírame, ¡MIRAME A LOS OJOS! ¡Yo no lo hice!



Eliza cerró los ojos y apretó el gatillo.

jueves

El Limpiador (2)

Eliza se había vuelto desde esa noche una sombra. La muerte de su hermana, sabía, era su punto de partida sin retorno. Tenía 15 años, había matado un hombre y no se sentía mal. Lo que sí la destruía por dentro era no haber podido decirle a Sarah que David ya no tocaría a nadie.

Después de ese día se alejó de todos. Sus amigos, sus padres, sus maestros, todos eran iguales, grises, lineales. Si iba al colegio era para no estar en su casa, donde el vació le parecía que inundaba su cuarto, la sala, el comedor, todo el lugar.

Nunca se supo quién mató a David Bore. La policía llegó a la conclusión que fueron los mismo que atacaron a Sarah y que probablemente los autores ya no estaban en la ciudad.




- Aló

- Alex, me han encargado un trabajo y necesito información

- “El”, solo me llamas cuando puedes aprovecharte de mi.

- ¿Te molesta?

- No. Aprovéchate todo lo que quieras...

- Sólo quiero saber sobre el culpable de la niña de 12 años que fue atacada hace dos meses.

- Está bien, déjame averiguar y te llamo.

- Eso no sucederá. Te llamo en una hora. Chau.




Ahora Eliza tiene 22 años. Vive con sus padres, va a la universidad y “limpia”. Sus días son relativamente los mismos. Pero hay ocasiones en que todo cambia. Por lo general se entera por los periódicos o en los noticieros y llega directamente a la familia de la víctima a buscar información haciéndose pasar por periodista.
En otras ocasiones, la ubican porque ya se sabe que hay un tipo al que llaman “El Limpiador” que se encarga de liquidar escorias. Lo que nunca se imaginan es que “El Limpiador” es una chica universitaria de clase media que se mezcla entre la gente para desaparecer.




- Aló

- ¿Que averiguaste?

- “El”, no sé que tan recomendable es que sepas esto...

- Dímelo de una vez

- Mira, la policía sí identificó al culpable, pero...

- ¿Pero qué?

- Hay orden de no hacer nada. El tipo es hijo del congresista Giles

- ¿Giles?, ¿Roberto Giles?

- Si, él. ¿Lo conoces?

- ¿Estas seguro que él es el culpable?

- No hay duda, todas las pruebas lo condenan y la orden de no atraparlo viene de lo más alto. ¿Por qué?, ¿Lo conoces?

- Si, lo conozco.

Continuará...

viernes

El Limpiador

- Estoy buscando al Limpiador

- ¿A quién?

- Al limpiador

- No conozco ningún limpiador, pero si buenas empleadas del hogar...

- ¿Esta segura que nunca oyó hablar de "El Limpiador"?

- No.

- Esta mintiendo, por favor....

- ¿Qué es lo que quiere "limpiar"?

- ¿Lo conoce?

- Tal vez, depende de lo que quiera limpiar...

- Violaron y mataron a mi hija de 12 años...

- Yo soy el limpiador.




Su primera limpieza fue a los 15 años. El novio de su hermana fumaba un cigarrillo en la esquina más oscura de la calle cuando un sonido seco se escuchó. El chico demoró un poco en caer al piso. Eliza corrió buscando las sombras protectoras de la calle continua.

Dobló la esquina casi sin pensarlo y siguió corriendo. Tenía que llegar a tiempo. Tenía que decirle a su hermana que cumplió lo que le había prometido. Cuando llegó al hospital se dirigió al cuarto de Sarah. La cama estaba vacía.




- ¿Quién te hizo esto? Que pasó?

- Eliza.... fue David....me pegó, estaba borracho y quería que tiremos, yo no quise y empezó a golpearme....tenías razón, tenías razón!!!, quiero que pague, quiero que se muera...

- Lo hará, vas a ver, no volverá a tocarte.

- No. No eso no. No quiero...

- ¿Qué no quieres?

- No quiero que vuelva a tocar a nadie, quiero que lo mates, mátalo. Eliza, mátalo.

- Cálmate, yo no pued...

- ¡Eliza!, ¡mírame!, ¡mírame!, prométeme que lo harás, promételo por favor, ¡prométemelo!.





- Lo sentimos, su hermana murió hace 15 minutos. Las heridas que recibió eran demasiadas y tuvo una hemorragia interna que se filtró a sus pulmones. Si me hace el favor de firmar estos papeles.....





- ¿Usted es?, pero es una niña, yo ....

- ¿Qué pasó con su hija?

- La violaron y ....

- Si, si ya me dijo eso. Cuando sucedió

- Hace dos meses.

- ¿Dos meses?

- La policía me prometió que atraparía al culpable pero no han movido un dedo y alguien, que me pidió que no dijera su nombre, me habló de usted.

- Esta bien, deme toda la información que pueda, déjemela y yo le avisaré como resulta todo.

- Usted nunca llama a nadie. La gente se entera que ya limpió porque aparece el cuerpo en los medios.

- Sí. Ese será el aviso.

Continuará...

domingo

Y volver, volver....

Han pasado dos semanas desde que volví a la universidad. Sinceramente pensé que volver a clases luego de tres años iba a ser chocante, por decir lo menos. Pero, resulta que hasta el momento todo esta bien. Bueno, tengo un horario j0-di-do y apenas tengo tiempo para hacer los trabajo y leer los kilos de fotocopias que encargan, pero aun así encuentro las cosas con mucho optimismo.

Obviamente soy poco menos que un marciano ahora, ya que no conozco a casi nadie y no soy precisamente una persona sociable por naturaleza. Así que es común que los "breaks" los pase solo tomando un café y un cigarrillo en la mano. En fin, no es tan malo. Además, hay una chica cuyo nombre no puedo recordar (tengo una memoria totalmente antiperiodística) que me atrae mucho.

Atrae. Que rara palabra. Me parece la peor palabra para decir que alguien me gusta, pero a decir verdad, es eso, mi mirada siempre se desvía y pongo cara de idiota. Si eso no es atracción, no sé qué lo es.

En pocas horas empezaré la tercera semana de clases. Dicen que la tercera es la vencida y quiero poner a prueba esa teoría. Me siento tan bien de regresar a las aulas. Muy bien.

jueves

Mirinda:

El miedo nos usa. Se especializa en eso. El miedo busca hacer experimentos con nosotros, quiere saber qué haríamos cuando todo empieza oler a mierda.

Pero, cuando conocemos el miedo, es decir, cuando realmente lo sentimos dentro de nosotros, lo identificamos y nos saciamos de él es cuando más cerca estamos de conocernos a nosotros mismos.

El miedo hace que sepamos de qué estamos hechos y esa leyenda de hombres valientes es pura basura. Si alguien no tiene miedo no vale la pena. Y no vale la pena porque simplemente no respondería a nada. No sentiría nada. El miedo es el inicio de todos los sentimientos, del amor, del odio, de la pasión, de todos.

Sentir miedo es saber que quieres algo, que te importa algo, que deseas algo y, sobre todo, que no quieres perderlo. Es un desafío constante, es una manera de sentir la vida. Mientras más miedo experimentemos, más podremos sentirnos vivos.

Ahora entiendo perfectamente esa frase que tomé tan a la ligera antes: “No es lo que decimos ni lo que pesamos, es lo que hacemos lo que nos define”. Y la definición de nosotros es gracias al miedo que podemos llevar con nosotros. No deshacernos de él, sino llevarlo en nuestro pecho, cada día y cada noche como lo más preciado que tenemos.

Hace tiempo dije que no nos gusta reconocer que estamos a la deriva y que la forma como llevamos el barco es nuestra única defensa. Lo mejor que podemos hacer es ver el horror a los ojos y caminar de frente, porque, al final, nunca se podrá huir de él.

lunes

De Noche

Vivo más de noche que de día. Gracias a mi horario de actividades, mi reloj biológico está casi siempre equivocado y tengo sueño cuando debería estar despierto y estoy despierto cuando debería dormir. Me gusta la oscuridad y el silencio que nacen a medida que avanzan las horas

Me atrae y me relaja saberme consciente cuando el resto no lo está. Me gusta caminar por las calles vacías, más ahora con el frío del invierno. Me gusta moverme con sigilo procurando no perturbar la noche. Incluso, disfruto ver el espectáculo de la otra Lima, de la que se viste de puta coqueta, de la que huele a licor y vive mareada.

Incluso dentro de mi casa me gusta saberme despierto cuando el resto duerme. La sensación de complicidad solitaria, de vivir a deshora, de ver, escuchar y hablar, cuando el resto no puede, me hace sentir bien.

Estoy en constante evaluación de mi vida (cosa no muy recomendable) y estoy seguro que disfruto mucho más cuando me agazapo de una canción en medio del silencio de calles y calles. La disfruto cuando huelo llegar el nuevo día, cuando me siento solo sin estarlo.

Vivo más de noche porque me gusta el anonimato, porque me reconfortan las sombras, las estrellas y el cielo nefasto. Porque escucho mejor mis pensamientos y puedo hablar seriamente conmigo mismo.

Vivo de noche porque la realidad cambia, porque la gente cambia, porque la vida y la muerte parecen sacarse la vuelta.

A quien corresponda:

Te escribo a pesar de no saber si algún día leerás estas líneas, no sé si las responderías. Escribo con el sentimiento ahogado, con la ilusión de un juguete viejo, con las palabras que quisieran no ser leídas, sino oídas. Te escribo a pesar de no conocerte.

Empezaré por decir que a menudo te pienso. Existen noches azules con estrellas unánimes en las que la memoria me juega malas pasadas, en las que mis labios se enrojecen sin motivo y mi piel no me obedece.

A veces creo que pronuncio tu nombre entre sueños. Por momentos, consigo crearte un cuerpo en el aire, logro darte una fragancia, un gesto muy tuyo, unas manos, unos dedos, cabellos, un beso.

Trato de alejarme de esos pensamientos. Trato de ignorar tu existencia, de desconocerte, de traicionarte con ideas más simples y ajenas. Intento, sin éxito aparente, de olvidarte. Lo sé. No se puede olvidar lo no vivido.

Sí. Hay días que me siento solo. Días infinitos con tardes desérticas, con minutos desesperados por morir, con canciones que solo se destinan a ti, con calores que solo son para ti, con palabras que no digo, con caricias que desfallecen, con miraras perdidas, con ilusiones tardías, con deseos casi blasfemos de encontrarte o que me encuentres.

Entre saber y no saber, estás tú. En mis contradicciones, entre mis ilusiones y realidades, entre mis gritos y silencios, entre mi racionalidad y mi locura. No te busco, pero te espero, y no te busco porque no quiero equivocarme ni equivocarte, porque ya hice eso y solo produje daño.

Termino diciéndote, prometiendo, jurándote que no quiero un amor. Quiero una vida que trascienda eso, que supere el tedio al que está condenado. Quiero aventuras, discusiones acaloradas y reconciliaciones aún más acaloradas.

Quiero que el amor sea uno y no todo, que los días y las noches no importen, que el cielo y la tierra no importen, que tu nombre y el mío no importen. Quiero que lo nuestro sea solo, y sobre todo, nuestro.

La soportable levedad del amor


Prime” (Título en español: “Mi novia secreta”) es una película que tiene su soporte en las actuaciones de Meryl Streep y Uma Thurman. Ambas geniales, siempre con el gesto exacto, con los movimientos precisos y los parlamentos justos.

El argumento es simple, aunque la película quiera presentar lo contrario, Una mujer madura, Rafi, (Thurman) de 37 años y un joven de 23 empiezan un amorío y por esas coincidencias hollywoodenses resulta que el joven amante es el hijo de la terapista de Rafi, una mujer judía tradicional y que al enterarse de la situación intenta terminar con ella.

Es una comedia romántica ligera bien hecha, pero con el adicional de las actuaciones femeninas sobresalientes. La historia transcurre en New York y lejos de ser una oda al amor sin limites, es una muestra sincera y sin complejos de que una pareja puede amarse y no seguir sus vidas juntos.

La idea que me deja el film es algo que siempre he sospechado y que conforme pasa el tiempo voy confirmando. El amor está sobre valorado. Tenemos la tendencia a creer que una pareja que se ama debe estar junta por siempre. La verdad de las cosas es que dos personas pueden amarse, tener una relación y luego seguir sus caminos separados. Aprendizaje y experiencia, de eso se trata.

La idea de que a veces el amor no alcanza para sostener una relación de pareja cobra más fuerza. Se puede amar en distintos grados y siempre pensar que se trata del amor de nuestra vida.

De por sí, los seres humanos necesitamos amar y ser amados y eso hace que mitifiquemos nuestras relaciones, que exaltemos las virtudes de la pareja y sintamos que pisamos nubes. Hecho: cuando todo eso inevitablemente se acaba, se necesitan otros cimientos, otras bases para sostener la relación. No solo se trata de cambiar pilares, se trata de redescubrirlos.

El amor está tan cerca y tan lejos como lo queramos. Somos nosotros los que nos condicionamos a querer. Somos los que tenemos el control de nuestras vidas, incluso al momento de amar.

Las defensas ganan campeonatos

Hay un dicho en el fútbol americano que puede aplicarse también en el fútbol: “Las defensas ganan campeonatos”. Lo que sucedió en el mundial de Alemania fue el fiel reflejo y constatación de que las defensas son las que ganan los torneos.

Italia y Francia mostraron las mejores defensas del campeonato y llegaron a la final paso a paso y con ritmo constante. Fue la habilidad y tenacidad para parar los ataques enemigos lo que hizo que este mundial sea uno de los menores en producción de goles en la historia.

No hubieron grandes goleadores, grandes atacantes que fueran imparables. Fueron los defensores los que se han llevado las palmas, y fue tan importante el saber defenderse que justamente Italia, conocida históricamente por su sistema defensivo, quien ganó el campeonato.

Famosos creadores de juego también fueron minimizados y casi anulados por las defensas enemigas. Ni Ronaldinho, ni Ballack, ni Toti, ni del Piero, ni Lampard fueron capaces de brillar con luz propia. Todos fueron opacados por la sombra de los hombres que se dedican a evitar goles.

Mención aparte merece Zidane. Demostró que es uno de los mejores jugadores en la historia. Certificó que está a la altura de los grandes genios e igualó el record de Pelé de marcar tres goles en finales del Mundo. Pero incluso él también fue victima de un defensa. Materazzi lo trabajó al verbo para provocar la reacción irascible del “Mago”. Al final, Zidane tuve que retirarse en contra de su voluntad.

Las defensas ganan campeonatos porque son las que evitan que te marquen, son la base de cualquier equipo y los cimientos de cualquier sistema táctico. Este mundial ha tenido un singular número de goles de fuera del área y eso no es coincidencia. Cuando no se puede pasar al defensa, lo mejor que se puede hacer es patear de lejos.
Faltan cuatro años para el próximo mundial y espero que esta situación cambie. Soy de los que prefieren ver delanteros vencer defensas, de los que prefieren ver a creadores de juego desbaratando sistemas defensivos. Me gustan los goles.

miércoles

Cuando la pelota pega en la red y se queda en tu cancha



Hace poco fui ver la última película de Woody Allen, Match Point.

Se trata de un film impecable, con un conocimiento de la naturaleza humana que solo Allen puede imprimir. La historia no es brillante, los dialogos son de lo menos pretencioso y los escenarios no son nada imponentes. Sin embargo, la dirección es magnífica. El control que Woody Allen logra con sus actores es, sin duda alguna, el mejor capital del film.

La ambición, la manipulación, el poder y el miedo a perderlo son los ingredientes de la película. En ella podemos ver cómo una persona lucha por conseguir lo que se propone, pero es capaz de arriesgarlo todo por una pasión. Y luego, en la segunda parte, observamos, sin brusquedad ni exageración, cómo la misma persona es capaz de traicionarse a sí misma y a la persona que ama por otro tipo de bienestar.

Lo que más me perturbó de esta película fue el descubrimiento que hice sobre mí mismo. Quería que el malo se salga con la suya. Quería que el traidor, manipulador y homicida triunfe. Durante los varios minutos en que me daba cuenta que estaba a favor del lado oscuro pude darme cuenta, una vez más, lo mucho que sabe Allen acerca de las personas y sus bajos instintos.

Es un hecho de que no nos conocemos hasta que estamos en una situación intensa, estresante y sin salidas. No sabemos hasta dónde podríamos llegar si tocan nuestras fibras más sensibles y nuestros miedos más profundos.

Podemos pasar toda uan vida luchan por conseguir nuestras metas, pero sólo algunos lo lograrán. Es sobre esto donde el ejemplo del film cobra tanta relevancia: tenemos miedo de reconocer cuánto de nuestros logros le debemos al azar. A la infiel e intermitente suerte.

Crisis constante

La otra noche escuché decir al respetadísimo Jorge Avendaño decir: “El Poder Judicial está en crisis”, y pensé: ¿De verdad?, es decir: ¿O sea que recién está en crisis?. Desde que tengo conciencia escucho a la gente quejarse del PJ.

Si una crisis es constante e invariable no se trata de una situación momentánea o particular en su historia. Es su estado natural.

Esa idea de “está en crisis” es tan común en nuestro país que ya no deberíamos ni mencionarla, todos sabemos que muchas instituciones públicas “están en crisis”. Las alcaldías de pueblos pobres, las comunidades de las zonas más recónditas, los pobladores de las heladas tierra de Puno que cada año piden ayuda por la misma razón. Todos ellos “están en crisis”. Por cierto no nos olvidemos de la educación, ella también “está en crisis”

No entiendo por qué los peruanos creemos que nuestros problemas son pasajeros, importantes, pero pasajeros. Como pensando que alguna vez estuvo todo bien y que recién ahora pasamos por momentos difíciles. Mientras no aceptemos la realidad de las cosas más difícil será solucionar los problemas.

La crisis en el Perú es una constante anacrónica que busca perpetuarse en la mente de aquellos que engaña. Haciéndolos pensar que es momentánea.

jueves

Papá y el fútbol

Hacía casi cuatro años que no veía a mi padre. Cuando tenía 8 años se fue, como muchos peruanos, a Japón para trabajar y poder enviarnos dinero. Esa mañana que regresó, lo vi salir del aeropuerto y si bien lo reconocí al instante, me parecía una persona diferente.

Él había cambiado, estaba más flaco, con menos cabello pero más canas. Lo recibí con un abrazo y con un beso. Yo tenía 12 años y había tenido que aprender y vivir muchas cosas sin mi papá. Ese tiempo en que no estuvo físicamente conmigo creó una distancia emocional entre él y yo.

Los días pasaron y la interacción con mi padre no mejoró. Sabía que él me quería y estaba seguro que yo lo quería él, pero por una extraña razón nuestra relación era distante, incomunicativa e impersonal. Ahora lo recuerdo como un gran vacío. Una nada absoluta y unánime en la que ambos estábamos perdidos.

Luego de unos meses, un evento cambió todo en esa relación de inseguridad y extrañeza. El campeonato mundial de fútbol de Estados Unidos 94 comenzó. Era algo que había esperado con ansias y me llevé una gran sorpresa al saber que mi padre se emocionaba tanto como yo.

Aprendí que él era hincha de Cristal y que sabía mucho de fútbol. Pero, sobre todo, que podíamos ver un partido juntos. Hablar y discutir sobre formaciones, jugadas, alineaciones, de todo. Era como conocerlo de nuevo. De alguna manera nuestro fanatismo nos había unido sin buscarlo ni pedirlo. Éramos dos seres atraídos por una misma pasión.

Esos días marcaron mucho mi futura relación con mi padre. El fútbol fue, no solo una puerta, sino un puente que nos llevó a profundizar sobre nosotros mismos, conocernos más, hablarnos con soltura, con confianza.

Hoy pienso que el fútbol, al ser un deporte de grandes masas, tiene ese poder de juntar, de enlazar y, sobre todo, generar relaciones, afianzarlas y mejorarlas. De ahí, que la clásica imagen de un padre pateando una pelota con su hijo sea tan referencial y común. De ahí, que los padres vuelvan a sus hijos hinchas del equipo de sus amores.

Estoy seguro que todos los hijos recuerdan el primer mundial que vieron con su papá. Recuerdan la primera vez que fueron al estadio con él, cuando les compraron una camiseta, cuando iban a verlos jugar en un parque o en el colegio.

El apasionamiento casi religioso que origina el fútbol puede convertirse en un catalizador uniforme y saludable entre padres e hijos, especialmente, porque al despertar intensas emociones ambos construyen una sociedad bipartita donde no hay jerarquías, en la que se sienten cómplices y en la que ambos son un equipo.

domingo

Fue ayer y sí me acuerdo

El primer mundial que vi a conciencia, con expectativa y clamor fue el Campeonato de Estados Unidos 94. Ese mundial lo viví de una manera muy especial, mi padre había vuelto al país después de varios años, y junto a él pude ver el mejor espectáculo del mundo.

Recuerdo claramente aquel gol del rumano Hagi a Colombia, la cara de perplejidad de Córdova, sería un anuncio de la rápida despedida de una selección que llegaba con gran expectativa.

Lo siguiente que recuerdo es el talento y liderazgo de Hristo Stoichkov. Esa selección búlgara, que llegaba al mundial con el antecedente de nunca antes haber ganado un partido en los mundiales, se colocó entre las cuatro más poderosas y en gran parte por el nivel que brindó Stoichkov.

Los nigerianos me dieron un gran espectáculo. Si bien, eran muy ingenuos al momento de defender, eran potentes e ingeniosos al momento de atacar. Fue una gran selección donde Finidi y Okocha hicieron delirar al público con celebraciones de lo más particulares.

Por otro lado, Romario fue exactamente el jugador desequilibrante. El fuera de serie, el hombre más importante de Brasil. Aun no me explico cómo un hombre se su talla pudo ganar de cabeza a la defensa sueca para colocar a su país en la final del mundo. Fue un centro que parecía fácil de despejar para los obeliscos suecos, pero el chapulín levitó y con un testazo marco el gol de la clasificación.

Pero seguramente lo que más me marcó en ese mundial fue un penal. Seguramente todos lo recordamos. Siempre se ha dicho que en el fútbol no hay justicia, pero eso suena hueco cuando Roberto Baggio, luego de conducir a su equipo hasta la final del mundo, falla un penal para hacer perder a su país. Fue una tragedia griega.

De Roberto Baggio recuerdo su elegancia, su fuerza anímica, sus definiciones milimétricas y pases precisos. Recuerdo que él solo le ganó el partido a Nigeria. Que se ponía el equipo al hombro cuando más se le necesitaba.

Baggio fue un tipo de jugador que hoy casi está extinto. Ese coraje que pone el “10” de un equipo para dar vuelta un marcador es lo que extraño.

Faltan tan pocas horas para el inicio de un nuevo mundial que, de solo pensarlo, me emociono. Sé que ya no viviré lo que experimente durante USA 94, pero deseo que los chicos que están a punto de ver su primer mundial sientan lo que yo sentí.

lunes

Extraños (Strangers)

Puede alguien ver la luz, donde la luz tiñe el rocío y la marea sube…
Tú lograste que nadie pudiera ver dentro de tu visión.
Volviste real el mundo interno.

Sólo te pido que dejes fuera las penas de la vida,
con un único deseo satisfecho en la mañana,
satisfecho ahora, que no es real de este lado.

Hecho en la mañana, hecho ahora, que no es real de este lado. Hecho en la mañana y no importa nada, esto no es real, de este lado.Oh! Puede alguien ver la luz, cuando la luna tiñe el rocío y la marea esta subiendo.

Tu lograste que nadie viera dentro de tu visión,
volviste real tu mundo interno.

De Postishead, Dummy

jueves

El silencio y yo

Sucede que a menudo me gusta el silencio. Encuentro mucho placer en esa "nada auditiva" en la que muy a menudo me veo inmerso dentro de mi mundo propio y solitario. Es tranquilizador, llama a la reflexión y sin duda me agrada mucho.

Sin embargo, existen silencios que no disfruto. Silencios que odio y que me gustaría devorar con cualquier palabra oportuna y desgarrante. Me gustaría romper hielos verbales con ingenio y despreocupación. Esos silencios surgen por lo general cuando estoy con una chica y luego de intercambiar un par de palabras protocolares no sé que más decir.

Es inhumano vivir eso. La absoluta expresión de incompatibilidad y desinterés. La muy profunda sensación de tener que decir algo y asumir la responsabilidad de la charla amena e interesante. Claro que a veces asumo que es una responsabilidad bipartita y me quedo callado esperando alguna intervención de mi interlocutora ( cosa que pocas veces sucede).

Me imagino que a todas las personas a las que les gusta la música les debe gustar también el silencio. El silencio es el lienzo para los ritmos, es la hoja en blanco para el escritor, es el mar para el navegante. El silencio es el mundo donde sucede todo y nada. Y esa nada incluso puede ser placentera.

Mis silencios los prefiero lineales, un poco ambiguos y muy relajantes. Pero aquellos silencios compartidos e inundados de incomodidad, subvertidos de la más cruel y vertiginosa culpabilidad son los que odio. No los soporto. Incluso soy capaz de decir un disparate con tal de liquidar tan insostenible tiempo de inacción.

El silencio (el que me gusta y disfruto) puede convertirse en una jungla, una selva, un planeta recóndito e inexplorado, donde el camino de regreso está siempre en mi memoria. Por el contrario el silencio invasivo y vergonzoso no es más que un lugar gélido, hostil y cruel.

lunes

¿Y ahora?

Ayer fue la votación pero la expectativa continúa hoy y promete no abandonarnos en varios días.

Mi decisión, fue por "la derecha", por los "tradicionalistas".

Mi sorpresa: El candidato de Lay, (no tiene que ver con las papitas) nadie lo vio venir y ahora tendrá tribuna por cinco años.

Mi desilusión: La gente resentida y su voto expectorante, egoísta y poco razonable sigue siendo el peor enemigo de mi país.

Mi esperanza: voto a voto, ¡fuerza Lourdes!

Mi descontento: los taxistas que no saben otra cosa que aprovechar la necesidad de las personas para aumentar su tarifa

Mi aprendizaje: si me pongo goma líquida en el dedo y dejo que se seque, puedo evitar mancharme el dedo con la tinta indeleble.
Bueno, de acá a un poco más de un mes habrá que escoger al presidente por cinco años "interrumpidos". Ojalá que la conciencia venza al resentimiento.

miércoles

Entre La convicción y el temor

Sucede lo siguiente:

Yo quiero votar por Paniagua, me parece un hombre justo, honesto y con varias cualidades poco recurrentes en la mayoría de políticos. Sin embargo, las posibilidades de que gane las elecciones son mínimas.

Entonces, si Humala está fijo en la segunda vuelta y García viene en atropellada contra Lourdes Flores tengo un dilema.

Voto a favor o voto en contra. Si voto a favor sería a favor de Paniagua pero en contra de Lourdes y de rebote a favor de García. Si voto por Lourdes, voto en contra de García y en contra de mi candidato por convicción.

¿Qué hacer?

bueno, definitivamente no quiero a García, mucho menos lo quiero a Humala. ¿Lourdes? , si puede ser, pero le temo a la gente que la rodea.

En fin, decidiré el domingo

lunes

El pirata recto

Reproduzco una columna de Jaime Bayly en Correo ......

Llego a Lima fatigado y el aduanero me mira con mala cara y me revisa todo con un rigor desusado. –Por tu culpa han despedido a un señor de la aduana, Jaimito –me dice, mientras revuelve mi ropa.

Luego, siempre mirándome con aspereza, me recuerda una crónica en la que narré cómo un aduanero amable me dejaba pasar con dos laptops nuevas, a cambio de un libro firmado de regalo.

–Pero esas crónicas son ficción –le digo, abochornado–. No son denuncias periodísticas. No pueden despedir a nadie basándose en eso. Son artículos de humor en los que me invento casi todo. Me mira como si estuviera tomándole el pelo y dice:

–Eso no te lo cree nadie, Jaimito. –Tienes razón –le digo.

Me disculpo por imprudente, le pido que me dé el teléfono del señor que fue despedido, no lo recuerda o no puede conseguirlo o no quiere dármelo, le dejo mi correo electrónico, me promete que me escribirá para darme el teléfono del pobre hombre, cuya vida al parecer he arruinado por tonto. Luego le pregunto por quién va a votar.

–Por Humala –me dice.

Le pregunto por qué y responde, no sé si adusto o juguetón:

–Para que te boten de la televisión así como botaron al señor de la aduana. Esa tarde, ya en la casa, llamo por teléfono a un técnico de computadoras y le pido que venga a instalarme el nuevo programa de Word. Me dice que vendrá enseguida. Le pregunto cuánto me cobrará.

–Cincuenta dólares –responde, porque en Lima todo el mundo cobra en dólares, especialmente los técnicos piratas.

Cuando llega a la casa, le sirvo una limonada y galletas de chocolate, nos sentamos en la sala, abre mi computadora, me pide mi clave, se la doy, mete el disco pirata y empieza a bajar el programa de Word. Le pregunto por quién va a votar. No lo duda:

–Por Humala.

Es un momento algo incómodo para mí, porque ese candidato, Ollanta Humala, me ve con abierta hostilidad (se niega a concederme una entrevista, lo que no parece un gesto tolerante) y su padre, Isaac Humala, el ideólogo de la familia (pues dos de sus hijos son candidatos presidenciales y uno más está preso por asaltar una comisaría), ha dicho que si ganan las elecciones, me van a fusilar “por maricón”, según ha publicado recientemente un diario de Lima, sin que él ni sus hijos lo desmientan y sin que la prensa peruana se escandalice, como se escandalizó hace cinco años cuando el padre de Lourdes Flores llamó “auquénido de Harvard” a Alejandro Toledo, un exabrupto condenable pero, en mi opinión, mucho menos grave y siniestro que anunciar el linchamiento de homosexuales por el mero hecho de serlo.

–¿Por Ollanta o Ulises Humala? –le pregunto, disimulando mi fastidio.

–Por Ollanta –responde, y sigue descargando el disco pirata en mi laptop.

–¿Por qué? –le pregunto.

Da entonces una respuesta notable:

–Porque es un hombre recto. Este país necesita rectitud moral. Hay demasiada corrupción.

Asiento, demudado, mientras él continúa perpetrando un acto ilegal, en amigable complicidad conmigo, y, al mismo tiempo, maravillas de la enloquecida vida peruana, discurseando sobre la necesidad de ser rectos, morales, incorruptibles. Muerdo una galleta de chocolate y pienso: este país está loco, no tiene arreglo.

El técnico, un hombre menudo, amable, de buenos modales, me pide una limonada más. No resulta fácil servírsela, pero me digo que debo ser tolerante y cortés y voy a la cocina y regreso con su limonada helada y él la bebe encantado, mientras sigue ejecutando con precisión su arte pirata. Le pregunto por quién votó en otras elecciones y dice:

–Siempre por Fujimori.

Le pregunto si volvería a votar por él en caso de que fuese candidato en esta elección y no duda en decirme que sí.

–Pero Humala es de izquierda autoritaria y Fujimori, de derecha autoritaria –le digo.

–No creas –me dice–. Los dos son rectos. Eso es lo que importa.

Y prosigue descargando el disco pirata con indudable rectitud moral.

Cuando termina y llega el momento de pagarle, siento un escalofrío. Pienso: voy a pagarle a un pirata justiciero que va a votar por un candidato que me detesta y cuyo padre me desprecia sólo porque mis modos íntimos de amar no se parecen a los de la mayoría, y dice por eso a los periodistas que debo ser condenado a muerte, flagelado, humillado, escarmentado, como hacían los antiguos incas, según él, con los hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres (y cita tal y cual libro de historia para ilustrar su posición o, hablemos claro, su intoxicación). Pienso: si tuviese la extraña rectitud moral de las personas que este técnico admira, lo echaría a empellones de mi casa y no le pagaría y lo denunciaría a la Policía. Pero no soy recto, no puedo ser tan recto, siempre he sido flexible, zigzagueante, blando, sinuoso, dubitativo. Por eso le pago, le doy una propina, lo acompaño a su carro y le doy la mano, deseándole suerte.

Unos días después, tomo un taxi al aeropuerto, abrumado por la certeza de que el país, puesto a elegir entre una opción seria y democrática (como la de Lourdes Flores) y otra populista y autoritaria (como la de Ollanta Humala), elegirá, una vez más, la carta suicida, oscura, autodestructiva, el camino de los charlatanes y los matones, la celebración de la barbarie, como ya ocurrió en casi todas las elecciones presidenciales de las que he sido testigo. Imprudentemente –pero no puedo evitarlo–, le pregunto al taxista, un hombre joven, de corbata, por quién piensa votar.

–Por Humala –me dice.

–¿Por qué? –le pregunto.

–Porque este país siempre ha sido gobernado por los blancos y los blancos no han hecho nada por nosotros –dice.

Quedo en silencio un momento.

–Pero eso no es tan cierto –le digo–. Los militares gobernaron toda la década del setenta y ese no fue un gobierno de blancos. Fue, en todo caso, un gobierno de borrachos y ladrones, pero no de blancos. Los blancos nunca han hecho carrera militar en este país.

–Yo no sé eso, yo no había nacido en esa época –me dice, algo ofuscado. –Y el APRA gobernó la segunda mitad de los ochenta y tampoco fue un gobierno de blancos, porque el APRA es un partido de clase media, del pueblo, no de blancos –continúo, sabiendo bien que debería callarme la boca porque no voy a convencerlo de nada.

–Pero ese gobierno fue bueno, a mi papá le fue bien –me dice. –¿En serio? –pregunto, sorprendido.

–Sí, mi papá es aprista –dice él.

–Comprendo –digo, pero en realidad no comprendo nada.

–Y el de Fujimori tampoco fue un gobierno de blancos, más bien podría decirse que derrotó a los blancos el año 90 –insisto.

–Pero Fujimori gobernó con los blancos –afirma él, obstinado.

–¿Y qué crees entonces que deberían hacer los blancos? –digo, evitando prudentemente decir “qué deberíamos hacer los blancos”. Pero él, tan joven, tan pundonoroso, tan buen conductor, tan idealista y extraviado, es menos prudente que yo:

–Irse de este país.

Que es lo que hago un par de horas después, pensando, descorazonado, que malos tiempos se avecinan en esas tierras áridas, violentas, confundidas, donde habitan, comprensiblemente, la rabia y el rencor.

miércoles

Soy de lo peor

Uno de mis mejores amigos ha cambiado. Nos conocemos desde los 7 años. Siempre nos llevamos muy bien. Sentía que era uno de esos patas que uno tiene la suerte de encontrar, que conocerá a mis hijos, que sus hijos jugarán con los míos y que planearíamos vacaciones familiares juntos cuando se fuéramos padres de familias orgullosos y exitosos.

Ahora es distinto. Ahora creo que estamos más lejanos, nuestras ideas, sus ideas, han cambiado. Fue gradual e imperceptible, no me di cuenta, pero poco a poco se fue convirtiendo en el típico intolerante cristiano que se rasga vestiduras. No lo entiendo. Me jode que ahora predique santidad y creencias que antes no tenía. Me vuelve loco soportar sus aires de humanidad sacrificada, sus pensamientos tan cerrados y su manera de indignarse por el simple hecho de ver chicas en bikinis!!! ( ojo no desnudas ni pornos, en BIKINIS!!!).

Es mi pata y lo sigo estimando, solo que ahora sus cosas me joden mas. Supongo que lo natural sería dejarlo ser, si en verdad me importan su amistad.

También supongo que ahora debo ser yo el tolerante en esa situación. No obstante, me niego a resignarme. Me niego a que mi amigo se convierta poco a poco en una persona a la cual nunca conocí y peor en una a la que no me hubiera gustado conocer.

Mi madre

Hoy el esfuerzo, un gran e increíble esfuerzo ha dado sus frutos, no fue mío, fue de mi madre. Ella sola se dedicó varios meses a luchar, pelear por una mejor situación de mi familia y lo ha conseguido ella solita.

Las palabras, las imágenes, los sonidos no pueden expresar el orgullo y agradecimiento que le tengo. Lagrimas de felicidad, reconocimiento, todo eso le debo. Yo mismo le decía muchas veces que no se obsesione con ese tema, que era muy difícil, muy arduo. Le costaba dolores de cabeza y presión alta, pero al final lo consiguió y lo consiguió en gran parte para mi y mi hermana.

Hoy, estoy tan orgulloso, tan invadido, tan abstraído por el éxito de mi madre que me doy cuenta que su amor siempre ha sido mucho más de lo que podía imaginar. No puedo expresar lo que siento ahora.

lunes

Sólo preguntando, por Stephen King

Reproduzco una columna con la que coincido mucho....

" El pasado otoño publiqué una pequeña novela de misterio (The Colorado Kid) que tenía un gran desarrollo de misterio y un desenlace corto. Muchos críticos literarios me reprendieron por ello. No me sorprendió, pero no cambiaría nada. Soy de a los que siempre le gustaron las preguntas más que las respuestas, así que demándame. Y si son preguntas sin respuesta (cúantas carreteras debe andar un hombre antes de que sepa que es un hombre, por ejemplo) también están bien. Aquí hay algunas de las preguntas más interesantes sobre las que estoy meditando este invierno. No hay necesidad de que me enviéis vuestras respuestas, aunque si queréis por supuesto que podéis, siempre que tengáis claro que no hay respuestas correctas. Has entrado en la zona Zen, Grasshoppah.

Empecemos con una pregunta sobre deportes. ¿Es el golf profesional el deporte más aburrido de la televisión, o hay algo más aburrido? Recuerda que ver cómo pintan algo en un programa de reparaciones caseras no cuenta como deporte.

Otra pregunta sobre deportes que me intriga: Si la gente no ve la NASCAR para ver accidentes, ¿por qué lo hacen? Como Hurley, de Lost diría, "Tío, es sólo girar a la izquierda y acelerar...girar a la izquierda y acelerar...girar a la izquierda y acelerar...por unas dos horas y media".
¿Hay algo más deprimente que escuchar música de los ídolos de los 60 o 70 en los anuncios en TV? Cada vez que escucho la canción de Zeppellin "Rock and Roll" en un anuncio de Cadillac creo que mi cabeza va a explotar. ¿Los anunciantes creen que los boomers siguen reviviendo Woodstock? Y por Dios, ¿podrían tener razón?

¿Soy sólo yo, o William H. Macy se parece a George W. Bush? Seguro que ellos no...es una locura incluso el pensarlo, pero...esto...¿alguien ha visto a estos dos hombres juntos?

Si Veronica Mars es tan barata de producir (comparada con, digamos, con el presupuesto de una serie como Lost), ¿cómo puede ser tan buena? ¿Y cómo tiene tan poco que ver el presupuesto con el mérito de las series? Pero lo que importa es, ¿por qué Veronica Mars es tan buena? Se parece poco a la vida que yo conozco, pero no puedo dejar de verla.
¿Por qué cada vehículo en Invasion va cubierto de barro?

Si Mike Scofield de Prison Break estuviera en Oz en lugar de en Fox River, ¿no os parece probable que Ryan O'Reily podría haberse aprovechado de él en una semana?
¿Quién es más molesta: Mariah Carey o la Crazy Frog? Y si se casaran, sería Crazy Mariah o Mariah the Frog?

¿Es sudoku el juego más estúpido que ha aparecido en los periódicos, o qué? Antes de que respondas esa, recuerda que no se necesitan conocimientos de literaruta ni de aritmética (no sumar, restar o otras habilidades requeridas). Si puedes contar del 1 al 9, puedes jugar al Sudoku. Quizás me equivoque, pero esto suma un gran 'Duh' en mi libro.
¿Es el video de Fatboy Slim "Weapon of Choice", protagonizado por Christopher Walken, el mejor video musical de la historia?

¿Padece Jack Bauer ataques de ansiedad? ¿Se levanta cada mañana pensando si va a ser uno de esos días? [...]

Otra pregunta que me ha estado intrigando desde Stand by Me, de Rob Reinier que salió hace casi 20 años: si Superman y Mighty Mouse lucharan, ¿quién ganaría? Deacuerdo con Teddy Duchamp en la película, la respuesta es evidente: Superman, porque Mighty Mouse es sólo un dibujo animado. Y yo todavía me lo pregunto, ambos son personajes de ficción, y después de todo Mighty Mouse es obviamente más pequeño y rápido.

Pero algunas preguntas, incluso las más duras, tienen respuestas. ¿Es Elvis todavía en Rey del Rock&Roll? Sí. ¿Lost tendrá un final con una conclusión satisfactoria? No seáis ingenuos, la base 'fan' de Lost es demasiado alta. ¿Conseguirá Veronica Mars el éxito popular que tanto se merece? Por desgracia, probablemente no. ¿Derrotará Harry Potter a Lord Voldemort? Hay una respuesta a esta pregunta, y es probablemente que sí, pero sólo JK Rowling lo sabe con certeza. ¿Puede James Patterson escribir un libro con 200 capítulos, algunos de ellos con 5 o 6 palabras de largo? Oh, probablemente. Cuándo miremos atrás a la primera década del sigo 21, ¿qué director habrá hecho más dinero? Fácil, Peter Jackson.

Oh, ¿y qué le dijo el maestro Zen al vendedor de perritos calientes? Esta es también fácil, Grasshoppah: "Dame uno con todo". "

La levedad de la razón

"Está dispuesto Dios a prevenir la maldad, pero no puede?
Entonces no es omnipotente.
¿Puede hacerlo, pero no está dispuesto?
Entonces es malévolo.
¿Es capaz y además está dispuesto?
Entonces, ¿de dónde proviene la maldad?
¿No es él capaz ni tampoco está dispuesto?
Entonces, ¿por qué llamarlo Dios?".
Epicuro

miércoles

Todos se van

En los últimos días he visto a mis amigos del colegio más veces que en el último año. De lejos han sido los mejores momentos en mucho tiempo. Me he vuelto a sentir como hace tiempo no me sentía, parte de algo más grande que yo.

Y no solo me refiero a una pertenencia meramente política o social, sino más intima, más interior. Hace tiempo dije que mis amigos eran unas de las preocupaciones más importantes de mi vida y no me equivoqué, la diferencia de estos días fue simplemente que no hubo preocupaciones, solo buenos ratos.

Pero como estoy condenado a esa regla que dice que todo lo bueno nunca dura, uno de mis mejores amigos me dijo que se va del país, no sabe cuando, pero está seguro de irse. Que joda, saber que es por su bien pero que lo voy a tener que extrañar. Ni modo, lo apoyo, tal vez yo también me iría si pudiera. Cada uno busca su futuro.

Espero que el lo encuentre.

Adaptarse

Adaptación. Ese recurso, esa herramienta dispuesta a salvarnos el cuello cuando estamos a punto de perder la cabeza. Adaptación, una forma de hacer pases con la situación no deseada, un breve estímulo para decidir seguir adelante pero de costado.

Me adapto. No me gusta hacerlo, es más prefiero no hacerlo y luchar por no tener que hacerlo. Pero a veces me doy cuenta que no hay otra manera y cuando no quiero perder del todo me adapto.

Me ha sucedido varias veces en los últimos meses. Darme cuenta que las cosas no son como quisiera y, que por más que trato1 de que sea, no lo logro. No way.

Sé que suena conformista pero no lo soy, solo trato de no perderme parte de tu vida, trato de no ser borrado por completo. ¿De que sirven los planes si los cambiamos radicalmemente a cada rato?.

Me adapto a esta nueva forma, me duele, sí, me duele. Pero como cualquier dolor aprendo a vivir con él o a vencerlo totalmente.

viernes

Difícil

Que difícil es abrirse, confiar, esperar, decirlo todo.

Es muy difícil para mí. Difícil. Debe ser la palabra que más se asemeja a mi personalidad, que más me define. Soy difícil en varios aspectos. Claro, trato de no serlo, de ser más sociable de abrirme, de confiar, de entregar, de no trastocar el natural equilibrio de las cosas pero no puedo, es muy difícil.

Supongo que cada uno de nosotros tiene sus propias trabas, sus propios demonios, sus propias intolerancias. Supongo. No sé la confusión de querer algo y no buscarlo, de necesitarlo y no lucharlo, de reclamarlo y no darlo no va conmigo. No soy así.
Que difícil es para mi abrirme a los demás, pero lo intento, pero lo hago...

miércoles

Deseos posesos

"Lo siento, pero no quiero ser emperador. No es lo mío. No quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todo el mundo --si fuera posible--: a judíos, gentiles, negros, blancos. Todos nosotros queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos somos así. Queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena.

No queremos odiarnos y despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y puede proveer a todos. El camino de la vida puede ser libre y bello; pero hemos perdido el camino. La avaricia ha envenenado las almas de los hombres, ha levantado en el mundo barricadas de odio, nos ha llevado al paso de la oca a la miseria y a la matanza. Hemos aumentado la velocidad. Pero nos hemos encerrado nosotros mismos dentro de ella. La maquinaria, que proporciona abundancia, nos ha dejado en la indigencia.

Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá.

El avión y la radio nos han aproximado más. La verdadera naturaleza de estos adelantos clama por la bondad en el hombre, clama por la fraternidad universal, por la unidad de todos nosotros. Incluso ahora, mi voz está llegando a millones de seres de todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a las personas inocentes.

A aquellos que puedan oírme, les digo: "No desesperéis". La desgracia que nos ha caído encima no es más que el paso de la avaricia, la amargura de los hombres, que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al pueblo volverá al pueblo. Y mientras los hombres mueren, la libertad no perecerá jamás.

¡ Soldados! ¡ No os entreguéis a esos bestias, que os desprecian, que os esclavizan, que gobiernan vuestras vidas; decidles lo que hay que hacer, lo que hay que pensar y lo que hay que sentir ! Que os obligan ha hacer la instrucción, que os tienen a media ración, que os tratan como a ganado y os utilizan como carne de cañón.

¡ No os entreguéis a esos hombres desnaturalizados, a esos hombres-máquina con inteligencia y corazones de máquina ! ¡ Vosotros no sois máquinas ! ¡ Sois hombres ! ¡ Con el amor de la humanidad en vuestros corazones ! ¡ No odiéis ! ¡ Sólo aquellos que no son amados odian, los que no son amados y los desnaturalizados ! ¡ Soldados ! ¡ No luchéis por la esclavitud ! ¡ Luchad por la libertad !

En el capítulo diecisiete de san Lucas está escrito que el reino de Dios se halla dentro del hombre, ¡ no de un hombre o de un grupo de hombres, sino de todos los hombres ! ¡ En vosotros ! Vosotros, el pueblo tenéis el poder, el poder de crear máquinas. ¡ El poder de crear felicidad ! Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella, de hacer de esta vida una maravillosa aventura. Por tanto, en nombre de la democracia, empleemos ese poder, unámonos todos. Lucharemos por un mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres la posibilidad de trabajar, que dará a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad.

Prometiéndoos todo esto, las bestias han subido al poder. ¡ Pero mienten ! No han cumplido esa promesa. ¡ No la cumplirán ! Los dictadores se dan libertad a sí mismos, pero esclavizan al pueblo. Ahora, unámonos para liberar el mundo, para terminar con las barreras nacionales, para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia.

Luchemos por un mundo de la razón, un mundo en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros. ¡ Soldados, en nombre de la democracia, unámonos ! Hannah, ¿puedes oírme? ¡ Dondequiera que estés, alza los ojos! ¡ Mira, Hannah! ¡ Las nubes están desapareciendo! ¡ El sol se está abriendo paso a través de ellas! ¡ Estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en la luz! ¡ Estamos entrando en un mundo nuevo, un mundo más amable, donde los hombres se elevarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad! ¡ Mira, Hannah! ¡ Han dado alas al alma del hombre y, por fin, empieza a volar! ¡ Vuela hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza! ¡ Alza los ojos, Hannah! ¡ Alza los ojos!".

Charles Chaplin (El gran dictador)

¿Confíanza?

—Sé que te prometí la libertad —le dijo El Maestro con un deje de
amargura en la voz—, pero teniendo en cuenta las circunstancias, es lo mejor que puedo hacer.

Volvió a sentir la quemazón en la garganta y se agarró al volante.
Se llevó la otra mano al cuello y notó que el vómito le subía por la
tráquea. Emitió un grito apagado, tan débil que no se oyó fuera del
coche. De pronto entendió por qué el coñac estaba salado.

«¡Me ha envenenado!»

De El Código Da Vinci, de Dan Brown
"El Cine es el espacio en el que se puede trascender las limitaciones de la propia vida."
Calero Gamarra, Joel (Guionista y productor de cortos)