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La soportable levedad del amor


Prime” (Título en español: “Mi novia secreta”) es una película que tiene su soporte en las actuaciones de Meryl Streep y Uma Thurman. Ambas geniales, siempre con el gesto exacto, con los movimientos precisos y los parlamentos justos.

El argumento es simple, aunque la película quiera presentar lo contrario, Una mujer madura, Rafi, (Thurman) de 37 años y un joven de 23 empiezan un amorío y por esas coincidencias hollywoodenses resulta que el joven amante es el hijo de la terapista de Rafi, una mujer judía tradicional y que al enterarse de la situación intenta terminar con ella.

Es una comedia romántica ligera bien hecha, pero con el adicional de las actuaciones femeninas sobresalientes. La historia transcurre en New York y lejos de ser una oda al amor sin limites, es una muestra sincera y sin complejos de que una pareja puede amarse y no seguir sus vidas juntos.

La idea que me deja el film es algo que siempre he sospechado y que conforme pasa el tiempo voy confirmando. El amor está sobre valorado. Tenemos la tendencia a creer que una pareja que se ama debe estar junta por siempre. La verdad de las cosas es que dos personas pueden amarse, tener una relación y luego seguir sus caminos separados. Aprendizaje y experiencia, de eso se trata.

La idea de que a veces el amor no alcanza para sostener una relación de pareja cobra más fuerza. Se puede amar en distintos grados y siempre pensar que se trata del amor de nuestra vida.

De por sí, los seres humanos necesitamos amar y ser amados y eso hace que mitifiquemos nuestras relaciones, que exaltemos las virtudes de la pareja y sintamos que pisamos nubes. Hecho: cuando todo eso inevitablemente se acaba, se necesitan otros cimientos, otras bases para sostener la relación. No solo se trata de cambiar pilares, se trata de redescubrirlos.

El amor está tan cerca y tan lejos como lo queramos. Somos nosotros los que nos condicionamos a querer. Somos los que tenemos el control de nuestras vidas, incluso al momento de amar.