lunes

De Noche

Vivo más de noche que de día. Gracias a mi horario de actividades, mi reloj biológico está casi siempre equivocado y tengo sueño cuando debería estar despierto y estoy despierto cuando debería dormir. Me gusta la oscuridad y el silencio que nacen a medida que avanzan las horas

Me atrae y me relaja saberme consciente cuando el resto no lo está. Me gusta caminar por las calles vacías, más ahora con el frío del invierno. Me gusta moverme con sigilo procurando no perturbar la noche. Incluso, disfruto ver el espectáculo de la otra Lima, de la que se viste de puta coqueta, de la que huele a licor y vive mareada.

Incluso dentro de mi casa me gusta saberme despierto cuando el resto duerme. La sensación de complicidad solitaria, de vivir a deshora, de ver, escuchar y hablar, cuando el resto no puede, me hace sentir bien.

Estoy en constante evaluación de mi vida (cosa no muy recomendable) y estoy seguro que disfruto mucho más cuando me agazapo de una canción en medio del silencio de calles y calles. La disfruto cuando huelo llegar el nuevo día, cuando me siento solo sin estarlo.

Vivo más de noche porque me gusta el anonimato, porque me reconfortan las sombras, las estrellas y el cielo nefasto. Porque escucho mejor mis pensamientos y puedo hablar seriamente conmigo mismo.

Vivo de noche porque la realidad cambia, porque la gente cambia, porque la vida y la muerte parecen sacarse la vuelta.

A quien corresponda:

Te escribo a pesar de no saber si algún día leerás estas líneas, no sé si las responderías. Escribo con el sentimiento ahogado, con la ilusión de un juguete viejo, con las palabras que quisieran no ser leídas, sino oídas. Te escribo a pesar de no conocerte.

Empezaré por decir que a menudo te pienso. Existen noches azules con estrellas unánimes en las que la memoria me juega malas pasadas, en las que mis labios se enrojecen sin motivo y mi piel no me obedece.

A veces creo que pronuncio tu nombre entre sueños. Por momentos, consigo crearte un cuerpo en el aire, logro darte una fragancia, un gesto muy tuyo, unas manos, unos dedos, cabellos, un beso.

Trato de alejarme de esos pensamientos. Trato de ignorar tu existencia, de desconocerte, de traicionarte con ideas más simples y ajenas. Intento, sin éxito aparente, de olvidarte. Lo sé. No se puede olvidar lo no vivido.

Sí. Hay días que me siento solo. Días infinitos con tardes desérticas, con minutos desesperados por morir, con canciones que solo se destinan a ti, con calores que solo son para ti, con palabras que no digo, con caricias que desfallecen, con miraras perdidas, con ilusiones tardías, con deseos casi blasfemos de encontrarte o que me encuentres.

Entre saber y no saber, estás tú. En mis contradicciones, entre mis ilusiones y realidades, entre mis gritos y silencios, entre mi racionalidad y mi locura. No te busco, pero te espero, y no te busco porque no quiero equivocarme ni equivocarte, porque ya hice eso y solo produje daño.

Termino diciéndote, prometiendo, jurándote que no quiero un amor. Quiero una vida que trascienda eso, que supere el tedio al que está condenado. Quiero aventuras, discusiones acaloradas y reconciliaciones aún más acaloradas.

Quiero que el amor sea uno y no todo, que los días y las noches no importen, que el cielo y la tierra no importen, que tu nombre y el mío no importen. Quiero que lo nuestro sea solo, y sobre todo, nuestro.

La soportable levedad del amor


Prime” (Título en español: “Mi novia secreta”) es una película que tiene su soporte en las actuaciones de Meryl Streep y Uma Thurman. Ambas geniales, siempre con el gesto exacto, con los movimientos precisos y los parlamentos justos.

El argumento es simple, aunque la película quiera presentar lo contrario, Una mujer madura, Rafi, (Thurman) de 37 años y un joven de 23 empiezan un amorío y por esas coincidencias hollywoodenses resulta que el joven amante es el hijo de la terapista de Rafi, una mujer judía tradicional y que al enterarse de la situación intenta terminar con ella.

Es una comedia romántica ligera bien hecha, pero con el adicional de las actuaciones femeninas sobresalientes. La historia transcurre en New York y lejos de ser una oda al amor sin limites, es una muestra sincera y sin complejos de que una pareja puede amarse y no seguir sus vidas juntos.

La idea que me deja el film es algo que siempre he sospechado y que conforme pasa el tiempo voy confirmando. El amor está sobre valorado. Tenemos la tendencia a creer que una pareja que se ama debe estar junta por siempre. La verdad de las cosas es que dos personas pueden amarse, tener una relación y luego seguir sus caminos separados. Aprendizaje y experiencia, de eso se trata.

La idea de que a veces el amor no alcanza para sostener una relación de pareja cobra más fuerza. Se puede amar en distintos grados y siempre pensar que se trata del amor de nuestra vida.

De por sí, los seres humanos necesitamos amar y ser amados y eso hace que mitifiquemos nuestras relaciones, que exaltemos las virtudes de la pareja y sintamos que pisamos nubes. Hecho: cuando todo eso inevitablemente se acaba, se necesitan otros cimientos, otras bases para sostener la relación. No solo se trata de cambiar pilares, se trata de redescubrirlos.

El amor está tan cerca y tan lejos como lo queramos. Somos nosotros los que nos condicionamos a querer. Somos los que tenemos el control de nuestras vidas, incluso al momento de amar.

Las defensas ganan campeonatos

Hay un dicho en el fútbol americano que puede aplicarse también en el fútbol: “Las defensas ganan campeonatos”. Lo que sucedió en el mundial de Alemania fue el fiel reflejo y constatación de que las defensas son las que ganan los torneos.

Italia y Francia mostraron las mejores defensas del campeonato y llegaron a la final paso a paso y con ritmo constante. Fue la habilidad y tenacidad para parar los ataques enemigos lo que hizo que este mundial sea uno de los menores en producción de goles en la historia.

No hubieron grandes goleadores, grandes atacantes que fueran imparables. Fueron los defensores los que se han llevado las palmas, y fue tan importante el saber defenderse que justamente Italia, conocida históricamente por su sistema defensivo, quien ganó el campeonato.

Famosos creadores de juego también fueron minimizados y casi anulados por las defensas enemigas. Ni Ronaldinho, ni Ballack, ni Toti, ni del Piero, ni Lampard fueron capaces de brillar con luz propia. Todos fueron opacados por la sombra de los hombres que se dedican a evitar goles.

Mención aparte merece Zidane. Demostró que es uno de los mejores jugadores en la historia. Certificó que está a la altura de los grandes genios e igualó el record de Pelé de marcar tres goles en finales del Mundo. Pero incluso él también fue victima de un defensa. Materazzi lo trabajó al verbo para provocar la reacción irascible del “Mago”. Al final, Zidane tuve que retirarse en contra de su voluntad.

Las defensas ganan campeonatos porque son las que evitan que te marquen, son la base de cualquier equipo y los cimientos de cualquier sistema táctico. Este mundial ha tenido un singular número de goles de fuera del área y eso no es coincidencia. Cuando no se puede pasar al defensa, lo mejor que se puede hacer es patear de lejos.
Faltan cuatro años para el próximo mundial y espero que esta situación cambie. Soy de los que prefieren ver delanteros vencer defensas, de los que prefieren ver a creadores de juego desbaratando sistemas defensivos. Me gustan los goles.