viernes

Cosas que pasan cuando pasan cosas


Acababa de conocer a una joven escritora. Nuestros cafés se terminaron y la conversación también. Salimos del Z, la acompañé hasta el Kennedy y ella se fue.

Caminé solo por Shell dispuesto a conseguir un taxi que me lleve a mi hogar. Normalmente me habría ido en mi tradicional y limeñísima combi, pero un proceso gripal me pedía a gritos llegar cuando antes a mi cama.

Preocupado por las gigantescas aspiraciones de los taxistas seguía caminando con la esperanza de encontrar alguien que conozca y que tenga carro y que me jale a mi casa.

De pronto, súbitamente, una voz femenina atrás mío dijo:

“¿Cuánto me cobra a La Molina?”.

Era una mujer joven, llevaba en las manos varias bolsas de Ripley, se notaba que necesitaba el taxi tanto como yo. Casi como un instinto de supervivencia volteé y le dije:

- “Si va a la Molina podemos compartir un taxi”

Mientras mencionaba cada sílaba de mi ofrecimiento en mi mente recién llegaba la idea de que esa mujer me considerada un asaltante, un violador o por lo menos un gileador.

Ella, tímida, desconfiada y sorprendida me dijo: “ah, esteee, ya pues”.

Empezamos a buscar un taxi.

Luego de varios intentos un taxi aceptó llevarnos. Le abrí la puerta trasera cortésmente, ella pasó con sus bolsas confiada y aliviada. De un momento a otro, como si todo estuviera maléficamente planeado, apareció un viejo conocido de un trabajo anterior.

Su saludo fue un grito amenazador para mi compañera de taxi. Aparentemente, ella pensaba lo peor. Creía que le había tendido una celada, que mi cómplice estaba esperando el momento de descuido para llevarse sus paquetes.

Me percate de eso y despedí a mi inoportuno amigo rápidamente. Cuando me dispuse a entrar en el auto ella no me dejó.


- “¿No quieres ir adelante mejor?, con una pregunta que era más un pedido.

No me quedó otra opción que hacerle caso y sentirme vigilado todo el viaje desde atrás. Con ella y sus ojos inquisidores sobre mi cuello, esperando que haga un movimiento traicionero. Nunca me sentí tan delincuente sin serlo.


Al final llegué a mi destino, pagué mi parte y me bajé.

Ví el taxi alejarse mientras mi desconfiada compañera respiraba aliviada y descansaba de varios minutos de tensión.

Cosas que pasan.

12 comentarios:

-Ushi- dijo...

o como cuando un dia me acerque a preguntar la hora..

el tipo corrio desesperado.

Alvaro O. Castilla dijo...

Como decia en grabacion Carlos Villagran (Quico) : "Que cosas,no?"

Mavi Vásquez dijo...

Ves que si asustas? =) ya tienes 25, papito, cambia tu edad del perfil.

Jen dijo...

ese fue el día que me conociste? xDDD

JLN dijo...

¿Y qué esperabas? Pa concha ya te querías acomodar en el asiento de atrás, todo conchudo. Horrible, Goya. Horrible.

Anónimo dijo...

pues ayer un cobrador de combi me llamo para subir a esta, y de un jalon del brazo me metio a la combi cuando me di cuenta que la combi estaba totalmente vacia, senti miedo. yo le dije: que te pasa?...el respondio disculpa no quiero asustarte solo queria asegurate para que cuando la combi arranque no te caigas. ME senti horrible, por mi cabeza paso los peores pensamientos, y el solo queria "protegerme de un golpe".
al bajar le pedi disculpas por el prejuicio que tuve...el me pidio disculpas por asustarme .
En fin cosas que pasan

Mil dijo...

Opino lo mismo que jln. Encima tu correo es dgoya@as... Yo hubiera hecho lo mismo que aquella chica. Pobre. Es más, no te hubiera dejado subir al taxi y te cerraba la puerta en los dedos jajaja

Gabriel Mazzei dijo...

Hombre, es vivir para contarlo. Cuando un winin pes...
p.d acabo de publicar un nuevo post.. al fin..

Anónimo dijo...

acabo de encontrar tu blogs y !waw! me gusta mucho lo que escribes asii esas cosas pasan siempre en un segundo pasas a ser algo que no eres

Dice dijo...

jajaja que curioso!

Dolly Sánchez dijo...

Una vez paso lo mismo con un tipo que ahora es uno de mis mejores amigos, la unica diferencia fue que le tire un carteraso

Anónimo dijo...

es agradable encontrar plasmados tales minutos de inspiracion vivida, te felicito sigue escribiendo, pues habemos quienes nesecitamos de la sabia inpiradora de los poetas para vivir.