viernes

¿Amigos?


“Eres un buen amigo”, le dijo ella.

“Querido amigo”, repitió otro día.

Amigo. Amigo. Amigo.

Y sí. Él se consideraba un buen amigo, o por lo menos una persona que trataba serlo. Pero nunca antes la palabra ‘amigo’ le había sonado tan vacía, tan nociva, terrible y espantosa.

Esa palabra - en ese momento - era una filosa navaja que entraba y abría paso en todo lo que ilusamente él deseaba.

Amigo, pensó. Que sutil manera de decirlo.

Que leve modo de responderme a algo que aun no te pregunto.

Que tenue disparo al corazón. Que ligera maniobra de evasión

Que inteligente forma de destruir algo que todavía no tiene ni los planos.

Amigo. Qué horror encierra esa palabra cuando, en verdad, se quiere otra cosa.

Buen amigo. El sabor a segundo puesto en una competencia de dos.

Era claro. Él era su amigo y si no quería perderla por completo tendría que convertir la bilis en miel y dividir su vida en dos. Una frente a ella: relajado y amigo. La otra frente a él mismo: caótico y dolido.

Pero no le importó. No quería perderla.

No le importó los sacrificios.
Ni las heridas que recibiría al mirarla a los ojos.
Ni los cortes al tocar sus manos
Ni las quemaduras luego de besar su mejilla acalorada.


Decidió ser su amigo, aunque en realidad no quería.

5 comentarios:

Jen dijo...

como jode esa huevada... ¬¬
un besito

JLN dijo...

Asu, te veo mal, Goya. ¿Tan jodido era el asunto?

Daniel dijo...

Era jodido. Ya no. Un día hablaremos.

Anónimo dijo...

el día que el me confirme esa espantosa sospecha, será el día en que no transformaré la bilis por miel, sino por lágrimas y huiré.

amigos: no way

Gonzo Ganza dijo...

Que leve modo de responderme a algo que aun no te pregunto.

nadie lo ha podido decir mejor.

Saludos