jueves

Un poco más de frío


Era de noche. La noche con el frío más intenso de ese invierno. Hacía dos horas que estaba sentado en una banca del parque. No esperaba a nadie. Simplemente no quería ir a casa. No quería estar en un lugar cómodo, ni cálido, ni tranquilo. NO. Lo que él quería era sentir mucho frío, sentir algo hiriente. Algo que lo haga olvidar el dolor que sentía esa noche que lo cogió tan vulnerable, tan miserable.

Estuvo ahí hasta que dejó de temblar. Hasta que después de un par de gritos se vio más calmado o menos desesperado, por así decirlo. Sus manos habían perdido la sensibilidad, lo mismo que sus pies. Sin embargo, su pecho seguía algo agitado. De rato en rato una mueca deforme inundaba su rostro.

“Cómo duele y aún no le digo nada”, pensó.

Pasada la media noche se levantó. Le dio gusto saber que podía volver a confiar en sus piernas, que ya no temblaba como hace unas horas. Paso a paso empezó a alejarse, como queriendo buscar distancia de esa momentánea depresión.

2 comentarios:

Jen dijo...

he sentido ese mismo frío muchas veces, probablemente, en el mismo parque...

Daniel dijo...

jajaajaja. Si es MUY posible que en el mismo parque.