Bajo la idea de que la vida puede ser comedia o tragedia según como se mire, Woody Allen entregó Melinda y Melinda, su último film que ha recibido excelentes criticas en el último festival de Cannes.
La historia transcurre en Manhattan. Es de noche y en una casa como cualquier otra se reúnen cuatro amigos para cenar. Una anécdota inicia un debate sobre la naturaleza dual del ser humano y que es simbolizado por las máscaras teatrales de la tragedia y la comedia. A partir de ahí se desarrolla una historia cómica que se enfrentará a su versión dramática demostrando que ambas están muy ligadas y que la diferencia de una y otra no es mayor al punto de vista con que se mire.
“Es algo recurrente. Mis películas muchas veces pueden ser vistas desde un prisma dramático o de uno cómico, y yo suelo abordarlas cómicamente. Pero, sin duda, puede tomar una historia y divertirte con ella de las dos maneras”, explica Woody.
La historia que se bifurcará en dos vertientes incluye las temáticas preferidas de Allen: los problemas de comunicación en la pareja, lo frágil de las relaciones sentimentales, y el conflicto personal de lo moral y lo prohibido.
El film tiene, además, la exquisita música de jazz que caracteriza los filmes de Allen. Melinda y Melinda es, sin duda, una producción exquisita que no se puede dejar pasar y que respira puro talento, desde el guión hasta la magnificas interpretaciones de Chloë Sevigny y Will Ferrel.
Después de ver Melinda y Melinda uno pensará que la escritora Ángela Carter tenía razón cuando dijo que la comedia es una tragedia que le ocurre a otra gente.
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