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Rebeldía

Ser feliz es un acto de rebeldía. Es una rebeldía porque vivimos en un mundo donde la mayoría de personas se sienten infelices, donde abruman los pesares, las preocupaciones, los problemas y todo tipo de factores negativos.

La felicidad no cae del cielo, no es una lotería. Dar gracias al firmamento por la felicidad propone un concepto erróneo de lo que significa ser feliz. No somos veletas que nos movemos según corran los vientos, no somos ajenos a nuestro destino y forma de vivir. La felicidad es una propuesta, un camino, un plan. De ninguna manera es una meta final o un estado pasivo de acción.

No dejarse llevar por aquellos que no pueden ver el lado positivo de las cosas es el primer paso. Aquellos a los que todo les apesta, que no soportan los defectos o situaciones negativas. Aquellos que se dejan estar y se lamentan de su suerte, de su soledad, de su vida. Creen que para lograr la felicidad basta con merecerla. No es así.
Ser feliz es un acto rebelde, es ir contra la corriente, es dar la contra a todos los problemas, voltear las cosas tantas veces hasta que se vea el lado positivo y centrarse en él. A partir de hoy seré un rebelde.

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